La vanidad es como vivir todo el tiempo con un espejo frente a nosotros. Lo único importante para un vanidoso es su imagen -más incluso que su persona- porque es capaz de perjudicarse en el afán de alimentar la idea que tiene de sí mismo, o que quiere que se tenga de él. Un pecado que de a poco los va dejando solos.
El vanidoso cree que no necesita de nadie más, cuando en realidad es todo lo contrario, un vanidoso sin público es como un pozo sin agua. Aunque se tiene la idea de que son seguros de sí, en realidad son egoístas. Están convencidos de que su opinión y ellos mismos son por mucho más relevantes que el resto del mundo.
Se cree que esta conducta trata solo del deseo de verse bien o de ser el centro de atención, pero va un poco más allá. Están tan obsesionados con su reputación que lejos de esperar a hacer méritos sobre los que puedan presumir, presumen logros que no tienen méritos. Las redes sociales están llenas de estos ejemplos que cada vez se multiplican más porque venden la imagen que muchos anhelan.
La vanidad nos hace renegar hasta de lo que somos, por eso te invito a leer Cirugías estéticas, lo que debes tener en cuenta antes de operarte. Pero, ¿cuáles son los peligros de la vanidad en nuestro carácter?
1. Insensibilidad
Concentrarse solo en uno mismo causa indiferencia sobre el entorno. Todo lo que no afecte directamente pasa a segundo término, incluyendo temas trascendentales como la justicia, los valores, la empatía, hasta que finalmente de a poco los demás pierden relevancia y nosotros humanidad.2. Intolerancia
Sentir que nuestra opinión tiene mayor peso que el resto hace que devaluemos lo que los otros tienen para decir, y por lo mismo no estamos dispuestos a darles siquiera el beneficio de la duda. De allí que una persona que ha caído en el pecado de la vanidad se vuelva tiránica sobre sus propias opiniones.
3. Autoritarismo
Ser intolerante es el preámbulo del autoritarismo, y el autoritarismo es la consecuencia de una vanidad desmedida. Buscan replicar sus creencias sobre quienes tienen poder, y convencer de su poder al resto de su entorno.
4. Dependencia
Las personas egocéntricas basan su estima en el tener y aparentar, de allí que aunque parecieran tener el control, en realidad están a merced de la percepción que el mundo tiene de ellos.
La vanidad no es esa idea generalizada de mujeres poniéndose rubor a cada momento, sino de personas que buscan ser el centro de toda la atención, que no aceptan las críticas, y que aunque no les importan los problemas de los demás, viven para obtener su admiración.
En un mundo donde constantemente se nos exige que seamos perfectos es entendible que terminemos cediendo a la tentación de sobresalir, sin embargo por más placentero que sea que admiren nuestro reflejo es importante no perder de vista que la vanidad es un monstruo que mientras más alimentamos le da más hambre.
FUENTE: https://www.familias.com/los-peligros-de-la-vanidad-en-nuestro-caracter/
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